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EL BLOG SHIVADELICO

El Poder de la Música

Queridos melómanos, permitidme que me ponga el traje melancólico por unos instantes.

La música tiene el poder de cambiar nuestro estado de ánimo, de hacernos bailar, reir o llorar. Ésta es la historia de una canción de las que hacen llorar.

“Jesus' Blood Never Failed Me Yet” es una muestra de lo que puede llegar a transmitir la música. Un mantra triste e hipnótico que descubrí por casualidad hace algunos años. Da igual si eres creyente, musulmán, o tunero. No importa si te gusta el heavy metal o la música clásica. Lo que importa es lo que la música le transmite a tus entrañas.

Soy consciente de que la canción que os presento no gustará a todo el mundo, cada uno tiene sus propias canciones melancólicas y así debe ser para no convertirnos en ovejas del mismo rebaño. Pero seguro que alguien se lleva una sorpresa y con eso me doy por satisfecho.

Fascinado por ésta melodía, al buscar información, descubrí que las notas que escuchaba no eran más que la punta del iceberg- Bajo el mar se oculta una historia de lo más curiosa, que me dejo pensativo y me hizo entender mejor lo que estaba escuchando.

Ahora me gustaría compartirla con todos vosotros:

EL MISTERIO DETRÁS DE "JESUS BLOOD NEVER FAILED ME YET"

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En 1971, el compositor Gavin Bryars, estaba trabajando con un amigo, Alan Power, en una película sobre los sin techo que vivían por entonces en Londres. Mientras filmaban, algunos de los vagabundos, de vez en cuando interrumpían la grabación animados por el alcohol, con cántos etílicos - a veces trozos de ópera, otras baladas sentimentales y otras frases sin sentido – uno de los vagabundos, que de hecho, no bebía, cantaba una canción religiosa que en aquel momento pasó desapercibida: "La sangre de Jesús nunca me ha fallado todavía".

Estas grabaciones no fueron utilizadas finalmente en la película, pero quedaron en manos de Gavin Bryars. Un día repasando el material mientras tocaba el piano, Bryars descubrió que el canto del vagabundo sonaba en armonía con las notas de su piano, e improvisó un acompañamiento simple. Lo grabó en un cassette y repitió la misma melodía en bucle una y otra vez hasta llenar la cinta, pensando en tal vez añadirle un acompañamiento orquestado y ver que tal quedaba.

Por aquel entonces Gavin Bryars trabajaba en el Departamento de Bellas Artes. La puerta de la sala de grabación daba a un gran estudio de pintura y dejó la cinta sonando, con la puerta abierta, mientras iba a tomar una taza de café. Cuando volvió se encontró una extraña escena: La sala de pintura estaba anormalmente tranquila. La gente se movía mucho más despacio de lo normal y algunas personas estaban sentadas solas, en silencio, llorando.

Bryars quedó perplejo hasta que se percató de que la cinta seguía sonando una y otra vez y que la gente había quedado hipnotizada por el canto del anciano. Esto le convenció del poder emocional de esa melodía y de las posibilidades ofrecidas por la adición de un simple, aunque poco a poco evolucionado, acompañamiento orquestal, que respetase la nobleza del canto del vagabundo.

Aunque el vagabundo murió antes de que pudiera oír lo que había hecho con su canto, la pieza permanece como un testimonio elocuente, y su voz, espíritu y optimismo perdurarán eternamente en ésta grabación, como si una psicofonía de Iker Jimenez se tratase.

La pieza original de 25 minutos fue grabada originalmente en el sello Obscure de Brian Eno en 1975 y una versión sustancialmente revisada y ampliada a 74 minutos fue publicada para Point Records en 1993, con Tom Waits acompañando la voz del vagabundo en la última parte de la pieza.

Una vida sin música es una vida vacía.

Nunca dejéis de escuchar música.

Dadle al "play", cerrad los ojos y abrid las orejas.

JESUS BLOOD NEVER FAIL ME YET

(Long Version)

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